-Nick, ¿En que estabas pensando?
Apenas habíamos llegado, y Camila ya me llenaba de preguntas sobre la brillante idea que había tenido.
-No lo sé.-Dije, con un tono relajado que la enfurecía.-Solo... Se me ocurrió.
-¿Por qué haces esto?
-Recuerda el trato.
-¿Que tiene que ver? Eso es mutuo. ¡Mutuo!
-Si.
-¡Nick!
-¿Que?
-¡No te burles!
-No me burlo.-Volví a mi tono original.-Solo digo que estaremos mejor así.
-¿Sin nadie que nos proteja?
Suspiré, cansado de eso, antes de sentarme en el sofá. Le hice una seña a Camila para que me acompañara, y se sentó a mi lado.
-Camila-Le tomé la mano. De nuevo tuve esa sensación de estremecimiento.-, estoy tratando de poner en peligro a la menor cantidad de gente posible. Ya es arriesgado que tú estés involucrada, y peor sería que también tu hermana, o cualquier persona, estuviera en esto. Es justamente lo que trato de evitar.
-Entonces esto es por ella.
-No. Es por ti.-Camila se sonrojó.-Porque no quiero que sufras.
Silencio. Sin haberme dado cuenta, estaba acariciando su mejilla con la yema de mis dedos.
-¿Que hora es?-Camila retiró suavemente mi mano de su rostro.
-Las seis. ¿Por qué?
-¿Las seis?-Gritó.-¡La Maca! ¡Lo olvidé!
Se levantó de un salto y salió corriendo de la casa. La seguí como pude.
-¿Que es la Maca?-Le dije, cuando al fin logré alcanzarla.
-Es mi hermana menor.
-¿Pero cuantas hermanas tienes?
-Dos. Y un hermano.
-¿Y como se llama él?
-Nicolás.
-Como yo, ¿No?
-Parecido.
Seguíamos corriendo. Ya llevábamos un par de cuadras. Pronto llegamos a una calle donde vi a tres niñas jugando con un perro. Cuando me acerqué más, me llevé una increíble y grata sorpresa.
-¡Elvis!
Mi querido Golden Retriever estaba con ellas. Al oírme, corrió hacia mí, y saltó, feliz de verme. Cuando al fin pude sacármelo de encima, me di cuenta de que estaba todo babeado.
-Oh, my little puppy. How did you get here?-Le dije con dulzura.
(Oh, mi cachorrito. ¿Como llegaste hasta aquí?)
-Cami... Él es...-dijo una niña unos 10 centímetros mas baja que Camila, y muy parecida a ella.
-Si, él es.-Dijo Camila.
La pequeña gritó, corrió, se acercó a mi, me miró fijamente, y me abrazó.
-Creo que esta es tu hermana.-Camila sonrió por mi comentario.
Relata Camila
-¡Sabes hablar español!-Dijo la Maca. A veces, mi hermana se veía muy tierna cuando se sorprendía.
-Si, aunque aún no muy bien.
-Nick, no te hagas el humilde. No te viene.-Dije. Todos reímos, hasta parecía que Elvis también.
Escuché que algo cayó. Ya creía que ese loco que casi nos mata nos había localizado. Pero no.
-¡Andrea!-Dijo mi hermana. Su amiga, que habíamos ignorado por unos minutos, estaba desmayada en el piso. Rápidamente Nick y yo nos agachamos para tratar de "despertarla". Era comprensible, Nicholas Jerry Jonas estaba al frente de ella, ¡Incluso hablando español! Para mí sería un sueño hecho realidad.
Bueno, esto es un sueño hecho realidad.
Relata Catalina
-Listo.-Dije, cansada.
Acarrear todas las cosas de Kevin desde la calle hasta mi casa, entre maletas de ropa, guitarras y dos amplificadores me había dejado exhausta, igual que a Kevin.
-¿Por que traes tantas cosas?
-No son tantas. Solo un poco.
-Claro. Sólo cinco guitarras, tres...
-Oye.,-Dijo, interrumpiéndome.-Son cuatro guitarras. El otro es un bajo.
-Ok. Cuatro guitarras, un bajo,-Puse énfasis en la palabra "bajo".-tres maletas, seis bolsos y dos amplificadores. ¿Acaso eso es poco?
-Y eso que no has visto lo que se quedó en el hotel.
-No quiero ni verlo.-Me hice una imagen mental. En verdad, no quería verlo.
Miré hacia la puerta, y vi una pequeña foto. Me levanté a recogerla.
-¿Quien es ella?
Kevin me arrebató la fotografía de mis manos. Al verla, su expresión se volvió sombría.
-¿Que te pasa?-Pregunté.
-Yo...
Él trató de esconder la foto, pero ya era tarde. Yo ya la había reconocido.
-¡Oye! ¡Esa es Danielle Delesea, tu...
Me dí cuenta de que lo que decía estaba hiriendo en verdad a Kevin. Se levantó de su asiento y me dirigió una mirada fría, pero muy triste.
-¿Donde voy a dormir?-Preguntó, duramente.
-Ahí.-Apunté a mi habitación.-Tengo una cama nido.
Dejé que entrara a ver, pero, cuando abrió la puerta, recordé un mísero detalle.
-¡No entres ahí!-Grité, y cerré la puerta.
-¿Por qué?
-Porque... Eh...
-Algo me ocultas.-Dijo. Con alivio, vi que estaba sonriendo. Un poco.
-No, ¿Por que lo haría?
-Entonces dejame entrar.
-No... ¡No entiendes!
-O me dejas, o tendré que hacerlo por las malas.
-¿Ah, si? ¿Y que vas a hacer?
Me arrepentí de haber dicho eso. Sin previo aviso, me agarró por el estómago, y me levantó por el aire.
-¡Sueltame!
-¡A sus órdenes, señorita!-Me dijo, antes de dejarme caer sobre el sofá y correr hacia mi habitación.
-¡No!-Grité, pero Kevin ya había abierto la puerta.
Ay, no. Mi desastre estaba al descubierto.
Relata Sofía
-La comida estuvo muy buena, ¿Cómo se llama?-Preguntó Joe.
-Cazuela.-Le dije, como si fuera obvio para cualquiera.
Miré mi reloj de mano y me di cuenta de que eran ¡Las seis y media de la tarde y aún no le he dicho nada a mi madre! Ya era hora de despertar del sueño de muchas y regresar a la realidad: No puedo convivir, no tengo idea por cuanto tiempo, con un chico de 19 años en mi casa. Mi mamá no me permitiría eso... Jamás.
-Joe...
-¿Si?
-No podemos hacer esto. No puedes quedarte aquí
-Pero ¿Por qué? No necesito mucho, puedo dormir en el sofá, puedo comprar mi propia comida, ¿Cuál es el problema?
-Tu no entiendes. Tienes 19 años
-Si...
-Yo tengo 13. ¿No crees que esto es algo muy extraño?
-Bueno, sí. Oh, cómo no lo había pensado.
"Me doy cuenta, Joe."
-Y entonces ¿Que haremos?
-Tal vez...podrías quedarte conmigo.-La voz de mi lalita apreció de la nada.-No tengo problemas, tengo una habitación extra y Sofía podría visitarte.
-¿En serio?-Dijo Joe, sonriendo.
-En serio.
-Oh, esto es increíble. ¡Muchísimas gracias!-Se acercó y la abrazó. Me sentí un poco excluida pero sonreí, Joe se quedaría y ¡Lo vería todas los días!
Relata Kevin
Creo que ya entendí porque Catalina no quería mostrarme su pieza.El sitio era un desastre, la ropa estaba tirada, apenas se veía el piso.
-Guau.-Dije. No tenía palabras.
-Te lo dije. Ahora, por favor, sal para poder ordenar.
-Si quieres yo te ayudo.
Lo pensó un poco.
-Ok.
Nunca creí ver tanto desorden. Pero fue divertido ordenarlo. Creo que pasaron 2 horas para poder ver una habitación normal. Catalina y yo preparamos
mi cama, y luego vimos la televisión. Aún no sabía mucho español y tampoco conseguía tener un buen acento, así que vimos MTV.
-Hoy es lunes. ¿Cierto? -Dije.
-Sí
-¿No deberías ir mañana al colegio?
Asintió.
-Va a ser mi último día de clases del año. Ah, por fin vacaciones.-Suspiró.-Sólo tenemos una fiesta de fin de año en unas semanas y volvemos en Marzo.
-¿Y en Enero no?
-No, aquí no. No es como en Estados Unidos.
-Es raro. Tienen más vacaciones que nosotros.
-No lo creas. A mitad de año solo tenemos una semana.
Nos quedamos en silencio. Sólo oía el ruido de la televisión.
-Te debo una disculpa.-Dije.
-¿Por qué?
-No debí ocultarte esto.-Saqué de mi bolsillo la pequeña foto, y se la entregué. No sé que me pasó. Sentí una mezcla de pena y culpa.
-Eh...Kevin, yo creo que también debo disculparme por que no se me hubiese ocurrido sobre lo de la foto y todo eso, disculpa si hice que te sintieras mal por mi tono tan... Tan...
-Entiendo. Tú no tenías porqué saber que eso me iba a afectar. ¿Amigos?
Le extendí mi mano.
-Amigos.-Me contestó, antes de abrazarme.
Me soltó avergonzada, pero a mí no me importaba. Le devolví el abrazo.
-Bueno, creo que aquí es cuando me cuentas por qué reaccionaste así cuando la encontré.
-Si.-Ella tenía razón. La solté y me dispuse a contar.-Todo empezó cuando la escuché detrás de una puerta. Cuando ella estaba hablando con Ferguson.
-¿Quien es Ferguson?
-El representante. Hablaban de cuanto ganábamos, de como vivíamos, bueno, ya sabes. Al principio no lo entendí. Era como si Ferguson se hubiera interesado extrañamente por nuestra fortuna. Y Danielle le contó todo.
-Hola, Danielle.-Dijo, antes de cerrar la puerta.
-¿Ferguson? ¿Qué haces acá?
-Solo quería preguntarte algo no muy importante, una simple duda, nada más.
-Ok, ¿Que quieres saber? ¿Es algo relacionado con los chicos?
-Si, ya que el otro día estaba hablando con Nicholas sobre la gira y unas cuantas cláusulas del contrato, pero Joseph, bueno, tú sabes como es Joseph, lo distrajo cuando soltó a ese saco de pelos de Elvis, y Nicholas tuvo que salir tras ese perro, éso fue lo que paro nuestra conversación.
-Pero cuentame que quieres saber,que estoy muy ocupada.
-Bueno, quería saber cuanto ganan los Jonas por concierto.
-No sé muy bien, pero Kevin me dijo que a veces era posible llegar a los 10 o 20 mil dólares.
-¿En verdad?-Preguntó Ferguson, repentinamente emocionado
Danielle asintió.
-Pero es un secreto, así que no lo digas. ¿Ok?
-Está bien, Danielle. Y... ¿Cómo es su casa?
-Eh, ¿Por qué quieres saber sobre su casa?
-Por... Por curiosidad.
Danielle recibió un llamado.
-¿Hola?
-¡Eres una falsa, traidora y una mentirosa!
-¿Kevin? ¿Pero por qué...
-¡No puedo creer que confié en ti! ¡Creí que eras diferente, pero eres igual a los demás!
-Pero...
No pudo hablar más. Kevin cortó, furioso.
-Eso fue lo que pasó.
-¿Y que pasó luego?
-No le hablé más. Aún me duele mucho lo que hizo, ya que ella me cambió la vida. Me hizo feliz. Tal vez digas que no ha sido la única, pero ella fue especial, esa relación me la había tomado muy en serio, pero no puedo soportar estar con alguien que me traicionó.
-¿Y no crees que quizás no era su intención?
-Quizás, pero ella sabía que era un secreto. No sabíamos qué podía hacer Ferguson con esa información, y ahora que lo sabemos, es aún más peligroso de lo que creíamos.
-Pero aún así puedes perdonarla.
-No creo que pueda.
Salí de la habitación.
Relata Catalina
Esa conversación realmente me había dado para pensar: Danielle no tenía conciencia de lo que estaba haciendo, pero aún así era culpable. ¿O no?
En fin, sabía que, sin importar si era culpable o no, a Kevin le afectaba y yo no podía quedarme ahí sin hacer nada.
Además, ahora era su amiga.
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