Nos habíamos perdido.
Relata Sofía
No tengo la menor idea de como, pero la Natalia metió el auto a un callejón que en mi vida había visto. No parecía ser de Rojas Magallanes, la villa en que vivo.
-A ver, retrocede para ver donde estamos.-Parecía ser lo único que podíamos hacer.
Ella hizo lo que le dije, pero no sirvió de mucho. Nada ahí me era familiar. Me bajé del auto para ver.
-¿Como pudo pasar esto?-Todos se preguntaban lo mismo.
-No lo se. Solo me puse a escuchar lo que decian, y...-La pobre Natalia no tenia como explicar.
El lugar parecía ser de un barrio de clase media. Había casas muy pequeñas a los lados, pintadas de muchos colores. Me hizo rememorar algo que vi en la televisión...
Y lo recordé todo.
-¡Oigan, ya se! ¡Como no lo supe antes!
-¿Que cosa?-Gritó Joe desde el auto.
-¡Estas son las casas Chubi!
-¡¿Que?!-Nick y Joe no tenían la menor idea de qué eran las casas Chubi.
Corrí hacia el auto, me subí, y junto a la Cami les explicamos que esas famosas casas fueron hechas para gente de bajos recursos, y que habían hecho polémica unos años atras por su tamaño-Apenas suficiente para una persona, y muy incómoda-bautizadas como "Chubi" por los pequeños y famosos dulcesitos de colores tan comunes en Chile.
-¿Y como fue que llegamos aqui?
-No tengo idea, pero...
El ruido de una bocina me interrumpió. Un sedán color negro estaba enfrente nuestro. De repente, y sin explicación aparente, nos enfocó con las luces del auto, como tratando de ver quienes estábamos ahí. Nick y Joe se escondieron tras el asiento de Natalia. Joe se acercó discretamente a ella y le murmuró al oído:
-Sal lentamente de aqui, Natalia. Antes de que nos vea.-Se veía muy nervioso.
-¿Por qué?
-Porque él es...
No terminó la frase. Todos vimos con horror cómo el auto negro se aproximaba a toda velocidad hacia nosotros. Por suerte, Natalia reaccionó rápido y salió del camino del sedán, salvándonos de un terrible destino.
-¡Acelera!-Gritó Joe
-¿Hacia donde voy?
-¡Donde sea, pero sacanos de aqui!
Natalia hizo lo que le decían, y pronto nos encontramos en una persecución por nuestras vidas. Yo no sabía muy bien lo que pasaba, pero tenía mis sospechas.
-¡Nick! ¿Que pasa? ¿Quien es?
-Él es...
El auto dobló y caimos hacia un lado.
-¡Avisanos la próxima vez!
-¡Lo siento!
-¿Quien es ese loco?
-Es nuestro representante. Nos descubrió.
El auto volvió a doblar, y nuevamente nos caimos, esta vez hacia el otro lado.
-¿Y que? ¿Acaso quiere matarnos?
De nuevo el auto dobló.
-¡Si!-A Nick no le quedaba más que gritar para que pudiera escucharlo.-¡Recuerdalo, ya te lo expliqué!
En ese momento, entramos a la rotonda Quilin y todo el auto se habría volcado si no se nos hubiera ocurrido cargarnos hacia el otro lado para estabilizarlo. Salimos hacia la autopista, tratando de perder al sedán sin mucho éxito.
-¡Natalia, trata de ir más rápido! ¡Nos está alcanzando!
Relata Nick
Ese comentario de Camila hizo que todos nos voltearamos hacia atrás para ver y comprobar si era cierto y, lamentablemente, lo era. Apenas nos separaba un metro de distancia, que pronto se redujo a cero cuando trató de chocarnos por detrás. Eso hizo tambalear el auto y todos caimos sentados en el suelo. Entonces, salimos de la autopista y vimos nuestra oportunidad.
-¡El semáforo! ¡Ya va a cambiar! ¿Alcanzamos a pasar?
-¡Lo intentaré!
Natalia pisó a fondo el acelerador y cerró los ojos, igual que todos nosotros, mientras rezabamos por nuestras vidas. Solo nos atrevimos a abrirlos unos minutos después, cuando ya nos habíamos detenido.
-¿Se...? ¿Se fue?-Camila tenía la voz temblorosa y casi lloraba de los nervios. Sofía igual. Joe y yo las abrazamos. Ámbas temblaban.
-Si.
El resto del camino pasó en silencio. Sabíamos que eso era una situación difícil y traumante. En el fondo, Joe y yo también nos sentíamos así, solo que nos era difícil expresarlo. Tener a alguien asi tras uno era peligroso.
La casa de Sofía era linda. Tenía muchas flores por delante y detrás. Estaba pintada de un color mostaza con una franja gruesa color rojo atravesándola por el centro.
Joe y Sofía bajaron, y, a diferencia de Cata, ella tuvo que tocar en la reja con una piedra. Eso era raro.
-¿Y por qué haces eso?-Joe estaba tan extrañado como yo.
-Es solo para que sepan que estoy aqui. No tengo llave de la casa. Y, a propósito, ¡Escondete! ¡Y tu también, Nick!
Esa reacción fue inesperada y extraña. Empujó a Joe trás un árbol que había a un lado de la casa, y luego se acercó al auto, metió una mano por mi ventanilla, y me escondió en el piso, abajo de la ventanilla.
-¿¡Y esto por que!?
-¡No pueden saber que ustedes están aquí! ¡Ya vieron lo que pasó en la autopista! ¡Y también en el almuerzo!
-¿Y que pasó en el almuerzo?
-¿No recuerdas la llamada de mi mamá? Esto sería el colmo de su paciencia.
-¿Y que harás con lo de esconder a Joe?
-Yo me las arreglaré con...
-¿Sofi?
Alguien a quien nunca había escuchado en mi vida la llamaba. Parecía ser una mujer adulta, por su tono de voz. Traté de asomarme, solo un poco, para ver quien era.
-¡Hola lalita!
-¿Donde estabas? Tu mamá está furiosa.
-Si, ya hablé con ella.
-¿A dónde te fuiste, que llegas tan tarde?
Relata Sofía
-Eh... Eh...-Mi lengua se trabó completamente, no sabía que decir. Decirle a tu abuela que estás con unas super estrellas de la música, que tuviste una persecución de película en la autopista y que uno de los músicos se quedaría a alojar en tu casa no sería nada sencillo.
-Em... Hola.-Joe salío del árbol, arruinandolo todo, como siempre-Me llamo Joe Jonas.
-¿Quién?-Dijo mi lalita, más que confundida.-No entiendo nada, ¿Que esta pasando? Sofía, ¿Quién es él?
-Él es Joe Jonas.-Eso fue estúpido, pero no tuve una respuesta mejor.
-Conque Joe Jonas... ¿Que hace aquí?
-Bueno, señora, yo tengo una banda, los Jonas Brothers. Tuvimos un con...
-¡Ah! ahora entiendo todo... tu eres Joe, el amor platónico de la Sofía.-¡Agh! ¡La detesto! No, en realidad no, pero no pude evitar ponerme roja como un tomate, Joe... Él solo miraba a mi lalita con cara rara.-Pasa, pasa.
Relata Camila
Creo que el mundo entero se olvidó de que yo, Nick y mi hermana estabamos en el auto. Joe y Sofía entraron a la casa y nosotros nos quedamos ahí.
-Bueno, creo que iré a la gasolinera, este auto no da para más.-Dijo la Naty.
Nick y yo bajamos del auto. Mi hermana arrancó el auto y dijo que volvería lo más pronto posible, me guiño un ojo y se fue. Nick estaba un poco confundido.
-¿Que haremos ahora?
-Hay una plaza mas allá.-Dije, indicando la plazita que siempre veía cuando visitaba a la Sofía.
-Pues,-Dijo, al mismo tiempo que se inclinaba y hacía como que se sacaba un sombrero inexistente.-¿Me haría el honor de acompañarme, señorita?-Se enderezó y me ofreció su brazo.
-Sería un placer.-Respondí, antes de reírme. Nick se rió conmigo y nos encaminamos a la plaza.
14.2.09
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